miércoles, 23 de septiembre de 2009

Tercer Reich

EL TERCER REICH

Período comprendido entre 1933 y 1945, cuando Adolf Hitler gobernó este país bajo los fundamentos de la ideología totalitaria del nazismo.

Aspectos jurídicos
El término nazi es el apócope de Nacionalsocialismo en alemán. Esta ideología fue institucionalizada en el Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores (PNSAT), en alemán Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei (NSDAP), también conocido como partido Nazi.
El Tercer Reich es el período y se utiliza como sinónimo para la Alemania Nazi. El término fue introducido por la propaganda nazi, que contaba al Sacro Imperio Romano Germánico como el primer Reich o imperio, al Imperio alemán de 1871 como el segundo y a su propio régimen como el tercero. Esto fue hecho para sugerir una vuelta gloriosa de la Alemania anterior tras la República de Weimar instaurada en 1919 y que, sin embargo, nunca fue disuelta oficialmente por el nuevo régimen.
El partido Nazi procuró combinar símbolos tradicionales de Alemania con símbolos del partido Nazi, siendo un símbolo único, la esvástica el más representativo del régimen, en un esfuerzo por afianzar la idea de unidad entre sus ideales y Alemania.

Territorio

Además del territorio de Alemania durante la República de Weimar, el nuevo Reich llegó a incluir, en los años que precedieron a la Segunda Guerra Mundial, las zonas con poblaciones étnicas germanas como Sarre, Austria (tras el Anschluss pasa a denominarse Ostmark), los Sudetes (Crisis de los Sudetes) y el territorio de Memel. Regiones adquiridas después del estallido de la Segunda Guerra Mundial incluyen Eupen-et-Malmédy (arrebatada a Bélgica), Alsacia-Lorena (arrebatada a Francia), Danzig y diversos territorios del centro y norte de Polonia. Además, de 1939 a 1945, el Tercer Reich se anexó el territorio checo de la República de Checoslovaquia dándole el nombre de Protectorado de Bohemia y Moravia como un territorio subyugado. Aunque este protectorado se consideraba una parte de la "Gran Alemania", mantuvo su propia moneda y una "frontera interna" comercial con Alemania.
La Silesia Checa se incorporó en la provincia de Silesia en el mismo período. En 1942, el Luxemburgo ocupado se anexa directamente como provincia de Alemania. Las regiones sur y central de Polonia estaban a cargo de un gobierno de ocupación llamado el Gobierno General, aunque en posición mucho menos autónoma que el Protectorado de Bohemia y Moravia, y con la amenaza persistente de "germanizar" totalmente el territorio y expulsar de las ciudades a la población polaca, con miras a una anexión total en el futuro. A finales de 1943, tras la rendición de Italia, Alemania ocupa militarmente Istria y el sur del Tirol, que había sido territorio de Austria antes de 1918; si bien en este caso no hubo anexión directa, el Tercer Reich no permitió control alguno de este territorio a la República Social Italiana, y de hecho estas regiones quedaron bajo administración civil alemana.
Los estados federales que integraban Alemania según la Constitución de Weimar vieron muy reducida su autonomía por el régimen nazi y sustituidos en sus derechos políticos por los Gaue (distritos) dirigidos por representantes llamados Gauleiter, que fueron completamente leales al gobierno central. En la mayoría de los casos de antiguos territorios extranjeros, el Gauleiter era también responsable de la unión del territorio a un Reichsgau. Estos cambios administrativos habían desmantelado la hegemonía política regional heredada del Imperio Alemán desde 1871. Sin embargo, el título del Primer Ministro de Prusia fue utilizado por Hermann Göring de 1933 a 1945, sin que tales estados fueran disueltos oficialmente.
Fuera de lo que se anexó directamente a Alemania fueron los territorios regionales creados en los territorios ocupados. En muchas zonas, se crearon territorios ocupados llamados Reichskommissariat, como por ejemplo el Reichskommissariat Ostland en la Unión Soviética y Ucrania. En el norte de Europa, estaban el Reichskommissariat Niederlande (Holanda) y el Reichskommissariat Norwegen (Noruega), que estaban destinados a fomentar la colonización alemana. En 1944, se fundó un Reichskommissariat en el norte de Francia y Bélgica, anteriormente conocido como la Administración Militar de Bélgica y el norte de Francia, donde se forzaron restricciones a los viajes con el fin de fomentar la colonización alemana.
Las fronteras de facto del Reich cambiaron mucho antes de su derrota militar en mayo de 1945, debido a que la población alemana huyó hacia el oeste ante el avance del Ejército Rojo y la presión de los Aliados occidentales en el este de Francia. A finales de la guerra, tan sólo quedó una pequeña franja de tierra que iba desde Austria a Bohemia y Moravia - así como algunas otras regiones aisladas - que no estuviera bajo el control de los Aliados. Tras su derrota, el Reich fue sustituido por zonas de ocupación administradas por Francia, la Unión Soviética, el Reino Unido y los Estados Unidos, tanto en Alemania como en Austria. La zona alemana previa a la guerra al este de la línea Oder-Neisse y Stettin y sus alrededores se establecieron bajo administración polaca y soviética, respectivamente. Estos cambios territoriales conllevaron la completa disolución de Prusia como un componente territorial alemán. Prusia por tanto se dividió, quedando su territorio repartido entre Polonia y la Unión Soviética (región de Kaliningrado). Mediante la firma del Tratado de Varsovia (1970) y el Tratado sobre la Solución Final con respecto a Alemania (1990), Alemania confirmó finalmente que aceptaba renunciar a cualquier reclamación de los territorios perdidos durante la Segunda Guerra Mundial.


Ideología del régimen

Desde una perspectiva internacional, el nazismo había tomado una gran parte de la base ideológica del fascismo que se desarrolló originalmente en Italia con Benito Mussolini. Ambas ideologías participan del uso político del militarismo, el nacionalismo, el anticomunismo, la aprobación de la violencia como método político y el empleo de fuerzas paramilitares como apoyo del régimen, y ambas estaban destinadas a la creación de una dictadura dirigida por el Estado. Los nazis, sin embargo, estaban mucho más dirigidos al tema de la "pureza racial" que los fascistas en Italia. Los nazis tenían también la intención de crear un Estado totalitario por completo, a diferencia de los fascistas italianos, que permitieron un mayor grado de libertades privadas para sus ciudadanos, aunque sin tolerar disidencia alguna. Estas diferencias posibiltaron, por ejemplo, a la monarquía italiana seguir existiendo bajo el régimen fascista, así como conservar algunas competencias oficiales.
La naturaleza totalitaria del partido nazi fue uno de sus principales postulados. Los nazis sostenían que absolutamente todos los grandes logros en el pasado de la nación alemana se asociaban con los ideales del nacional-socialismo, incluso antes de que la ideología oficial existiera, mientras que todas las creaciones culturales como la literatura, la música, la pintura, la historia y las ciencias exactas debían quedar sujetas a la censura del Partido Nazi, quien dictaba lo que todo alemán debía aceptar y creer, controlando cada aspecto de la vida de la población alemana, incluyendo jóvenes y niños. A la vez, la propaganda nazi buscaba la consolidación de los ideales nazis y los éxitos del régimen de "líder" o Führer, Adolf Hitler, quien fue retratado como el presunto "genio" detrás del éxito del partido nazi de Alemania y salvador de la nación, así como líder supremo a quien no debía cuestionarse. Hitler tuvo la capacidad de captar la atención del público a través de sus poderosos discursos y esto le ayudó a ganar un culto a la personalidad por parte de sus seguidores.

Para intimidar al Estado alemán y a los otros partidos políticos, el partido nazi dependía de una fuerza paramilitar, las Sturmabteilung (SA) o "Tropas de asalto" que se utilizaba principalmente para atacar a la oposición de izquierda, a los demócratas, a judíos y otros grupos minoritarios o de oposición. La violencia de las SA causó antes de 1933 un clima de temor en las ciudades. Las SA también contribuyeron a atraer a un gran número de jóvenes desempleados y alienados al Partido Nazi.
Los nazis hicieron suyo el concepto de "Großdeutschland", o la Gran Alemania, y consideraron que la incorporación de los pueblos germánicos en una sola nación era un paso de vital importancia para su éxito y prosperidad, sin importar que para ello se atacase a otras naciones: ello se justificaba en la doctrina del "espacio vital", donde los nazis afirmaban que Alemania "necesitaba" supuestamente más territorio para desarrollarse plenamente y, por ello, invocaban el presunto "derecho" de Alemania de agredir a otras naciones para obtener más territorio.
Con esta idea el régimen nazi exigió concentrar en un solo Estado (el Tercer Reich) a todos los individuos de "etnia alemana" de Europa, aun cuando estuvieran dispersos en otros países. En contraposición, la presencia de población de origen germano era un pretexto nazi para aumentar el territorio de Alemania: así sucedió con la anexión de Austria en el Anschluss o la destrucción de Checoslovaquia tras los Acuerdos de Múnich, en el primer caso con el objetivo de unir a dos naciones del mismo origen étnico, y en el segundo con el pretexto de "proteger a la minoría étnica alemana" que vivía en territorio checo. Finalmente esta ideología llevó al extremo de proyectar la "colonización" de extensas áreas de Polonia, Rusia y Ucrania con campesinos alemanes, para lo cual se esclavizaría a las poblaciones nativas y luego se exterminaría o deportaría a los individuos "excedentes".
El racismo era un aspecto importante de la sociedad y la política en el Tercer Reich, determinando la persecución y asesinato de los alemanes de origen judío, y luego de otras minorías étnicas como los gitanos. Los nazis también combinaron el antisemitismo con su "lucha contra la ideología comunista" y consideraron que el movimiento de izquierda, así como el capitalismo de mercado, eran la labor de una "Conspiración de los judíos", como justificación al exterminio de dicha etnia. Se refirieron así a este movimiento con la terminología "revolución judío-bolchevique de subhumanos." [7] Esta clase de ideas se manifiesta en el desplazamiento, internamiento y, más tarde, el exterminio sistemático de un número estimado de 11 a 12 millones de personas. Aproximadamente la mitad de estas víctimas que murieron a lo largo de la Segunda Guerra Mundial fueron judíos, en lo que es históricamente recordado como el Holocausto (Shoah), y otro grupo enorme de 100.000-1.000.000 de gitanos, que fueron asesinados en el Porraimos u "holocausto de los gitanos". Otras víctimas de la persecución nazi incluían comunistas, socialistas, anarquistas, negros,[1] [2] opositores políticos en general, homosexuales,[3] disidentes religiosos como los Testigos de Jehová, clérigos protestantes o católicos que rechazaban la ideología violenta del régimen, y masones.


Historia

Después de su derrota en las elecciones de 1932, el NSDAP promovió una ola de revueltas y violencia callejera que llevó al débil e inestable gobierno al colapso. El jefe de Estado, Paul von Hindenburg, fue presionado a pactar con Hitler, quien fue nombrado canciller alemán el 30 de enero de 1933. Una vez en el cargo, Hitler decretó nuevas elecciones en medio de una intensa propaganda nazi. Poco tiempo antes de los comicios, el edificio del Reichstag fue incendiado. Entonces Hitler culpó a los comunistas, sugiriendo que el incendio era el comienzo de una revolución y sembró el pánico con el objetivo de obtener un mayor caudal electoral.[4] Finalmente, las elecciones le otorgaron el control del Parlamento, el que poco después aprobaba una ley que establecía una dictadura a través de medios democráticos.
Hitler impuso desde entonces un gobierno centrado alrededor de su figura, basado en el principio del caudillo o "Führerprinzip". Según este principio político, el Führer quedaba identificado con el pueblo ("era" el pueblo), y sólo él conocía y representaba el interés nacional. Esta representación del pueblo por el líder era esencial: no suponía ningún procedimiento de consulta y delegación del poder. El Führerprinzip, sostenían sus ideólogos, reemplazaba a un gobierno irresponsable e impotente (el parlamentario), por otro poderoso y en el que la responsabilidad recaía en una sola figura. Así, la voluntad del Führer se transformaba en la ley. La aplicación de este principio resultó en formas totalitarias de control y represión, ya que cualquier oposición a los designios del Führer era, por definición, antinacional.
El antisemitismo jugó un papel importante dentro de la doctrina nazi. A la raza aria como símbolo perfecto de todo lo puro en Alemania se le contraponía la perversión de la raza judía enemiga del género humano. Los judíos fueron presentados por Hitler como cabeza de turco por la derrota alemana en la Primera Guerra mundial. La propaganda nazi se encargó de difundir toda una serie de películas de cine (como El judío Süss y El judío Eterno), panfletos y demás publicaciones que lograron reverdecer el latente antisemitismo de la población. A medida que los nazis fueron ganando poder, los judíos se vieron cada vez más perseguidos hasta culminar en el genocidio conocido como Holocausto o Shoá.


Expansionismo nazi

En su obra Mi Lucha ("Mein Kampf"), Hitler había escrito: "Los alemanes tienen el derecho moral de adquirir territorios ajenos gracias a los cuales se espera atender al crecimiento de la población". Hitler establecía la necesidad de acabar con la desproporción entre la población alemana y la superficie territorial que ocupaba.
La idea no se limitaba a restaurar las fronteras anteriores al estallido de la Primera Guerra Mundial (1914), sino que además se pretendía conquistar nuevas tierras al Este. No sólo para asegurar el sustento a la población, sino, y sobre todo, para garantizar su supervivencia, a expensas de las "razas inferiores", en este caso la raza eslava. De esta manera, la biología se convertía en determinante de los valores fundamentales de la comunidad nacional.
Hitler incrementó el Lebensraum (espacio vital) a través del Anschluss (anexión) con Austria y la ocupación de los Sudetes (Checoslovaquia) en 1938, y luego por medio de la invasión de Polonia en 1939, que motivó el estallido de la Segunda Guerra Mundial.
El expansionismo nazi alemán alcanzó su punto culminante cuando Alemania invadió a la Unión Soviética en 1941, ocupando Ucrania, Bielorrusia, Letonia, Lituania, Estonia y la mitad.

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